domingo, 9 de agosto de 2009

DON´T LOSE FOCUS, By César & Sergio Marchi.

Generalmente no me involucro demasiado en los temas que ocupan la agenda mediática de la actualidad. Pero cuando los titulares involucran a un personaje que ha estado tan presente en mi historia, no puedo mantenerme al margen. Hablo de "el regreso" de Mr SNM. El pasado viernes se presentó en cadena de radios y TV, la nueva canción de Charly Garcia ("deberías saber porqué"), compuesta durante su internación en la famosa quinta de Palito Ortega.
Foto de Nito!

Comencé a escucharlo mas o menos a los 14 años, y fué el máximo ídolo de mi adolescencia, el que me abrió las puertas del rock y me marcó para siempre son su poesía y su música. Tuve la suerte de verlo en vivo muchas veces, algunos shows geniales, otros mas desparejos y uno horroroso, que de hecho no duró mas de 5 canciones y que marcó su última visita a la ciudad de Córdoba (por ahora...). He leído cantidad de entrevistas, he visto en otros tantos reportajes, he colgado posters en las paredes de mi habitación, y ni hablar del tiempo pasado escuchando sus discos y cantando sobre las melodías.
Hoy me encuentro con sensaciones encontradas, me pregunto si realmente esta bien, hasta que punto está eligiendo hacer lo que hace, hasta que punto el sr de la TV lo respeta tanto como dice respetarlo, o la sra de la radio esta tan preocupada por su salud tanto como dice estarlo, es dificil saberlo. Lo cierto es que está ahí, para esperanzarnos a los que lo queremos, para generar sospechas en los detractores, y para darle de comer a los chupasangres a los que de una manera u otra ha alimentado durante casi 40 años de carrera, tan genial como dolorosa.
Muchos hablan de su calidad musical, del bajo nivel de sus últimas composiciones, de las futuras giras, de los futuros desarreglos... Yo elijo seguir sintiendo por él la misma gratitud que he sentido siempre, tratando de alejarme lo más posible de cualquier intensión de juicio, y por sobre todas las cosas, seguir disfrutando de su obra, que es inmensamente mas poderosa que cualquier moral que se quiera imponer sobre ella.

Para compartir con ustedes, elejí un fragmente de libro "No Digas Nada", biografía escrita por Sergio Marchi, periodísta y amigo de Charly; espero les guste, SNM:

Fragmento del capítulo X: ADORO LA TELETRANSPORTACIÓN.

... Distintas personas me habian comentado la peculiar relación de Charly con los teléfonos. "No le gusta hablar por teléfono -me contó Nito Mestre-, pero porque es muy ansioso: quiere que las cosas sucedan y no esperar. Le gusta que lo llamen, más que llamar él. Para comunicarse, prefiere derivar y que otro haga el llamado. Es por su ansiedad". Totalmente verídico: algunas veces en su casa, me ha pedido -siempre por favor- que llamara a alguna persona de su parte: cuando la comunicación estaba establecida, recién ahí agarraba el tubo.
Un día, a la ocho de la mañana sonó el teléfono en mi casa.
- Hola, loco: le puse una demanda a Pity - me saludó Charly nervioso y con una voz que no vaticinaba tiempos de paz.
- ¿Qué? Traté de entender.
- Sí, le puse una demanda. Todo está muy caliente, loco. Todo mal.
- ¿Pero Pity no es tu productor? Charly, mañana tenés el primer show de La hija de la Lágrima -intenté tranquilizarlo.
No fue posible, me vestí y me fui a su casa. Allí me dí cuenta de que algo muy pesado sucedía. Charly me presentó a su abogado y me dijo que la demanda ya estaba en marcha. Al otro día comenzaba la primera de las diez funciones previstas para presentar el disco. Había mucha gente en su casa, pero nadie supo decirme, ni siquiera Charly, el porqué de tanto alboroto. Sé que era una cuestion de guita, de desconfianza hacia el productor que él mismo habia contratado para llevar adelante las presentaciones, pero aún hoy no entiendo qué la motivó.
Charly estaba al rojo vivo y hacía tiempo que no dormía. Nada podía calmarlo: gritaba, gesticulaba, zapateaba sobre el piso de madera de su departamento en el quinto piso en un malambo surrealista. Imposible razonar, sólo me quedaba mirar. Charly queria que yo estuviera alerta: "Don´t lose focus" (no pierdas foco) me repetía una y otra vez. Hablaba por teléfono, conectaba cables, iba y venía por el departamento, y se peleaba con todo el mundo. Sólo amainó cuando apareció Miguel con una badeja giradiscos.
Al otro día, a la tarde, me hizo llamar al trabajo por medio de uno de sus plomos. Era el día del estreno, pero ya se corrían los rumores de cancelación.
- Decime, ¿qué limusina preferís? ¿negra o blanca? - me descolocó con la pregunta.
- Negra: bien clásica le respondí por azar.
- Como me gusta a mí, bien - conicidió y cortó.
Pocos minutos más tarde, me volvió a llamar su asistente: Charly quería que yo fuera para allá. No podía en mi horario de trabajo, pero el propio Garcia tomó el teléfono y me lo pidió como un favor.
En el departamento, el panorama era desalentador: Charly seguía sin dormir, hecho un manojo de nervios, muy angustiado, dando órdenes que se cancelaban unas a otras. Zoca, que estaba en Alemania, llamó desde larga distancia porque presentía que algo andaba mal. García le dijo una barbaridad. Todo terminaba así. Desde el teatro comenzaron a llamar a los músicos y asistentes para ver qué ordenaba Charly. Y él no estaba en condiciones de ordenar nada: contrataba y despedía gente a lo loco.
Traté de comprender qué hacía yo allí. No tardé en hallar una respuesta: Charly me nombró, en una breve ceremonia, su manager. Comprendí que, esta vez sí, habia perdido la razón. Jamás habia manejado nada, salvo los autitos chocadores del desaparecido Ital Parck. Bueno, esto era parecido pero me reusé; le expliqué que no tenía la capacidad para eso, pero no pude negarme: cuando Charly me dijo que ya no entendía lo que estaba pasando, que todo era una conjura en su contra, que lo iban a cagar y que todo iba a ser un horror, le dije sí.
- Muy bien - festejó, ¡Estas contratado! ¿Cuáles son tus planes?.
Planes, planes. Vicente Lopez y Planes. ¿Qué planes? Viene uno de los músicos más exitosos de país, te nombra manager y claro que quiere un plan. Le pedí unos minutos para pensar: el nombramiento tan repentino requería algún tipo de meditación. "Piensa, piensa, piensa", me dije recordando a Homero Simpson. Respiré hondo, y le expliqué lo que, para mí, habia que hacer.
- Bueno - carraspeé, como sabiendo -. Como todo está mal, vamos a cancelar estos shows: estas muy nervioso y no te conviene salir a tocar así, en medio de tantos problemas. Paremos la pelota contra el piso. Vos andate a dormir, descansá que yo me voy al teatro a arreglar la cosa.
- ¡¡¡Estas despedido!!! - aulló.
Mi permanencia en el cargo fue de cuatro minutos y medio, todo un record.
Despedido y todo, Charly no me dejó ir: quería que fuera con él al teatro como garantía de no sé qué. Justo llegó su secretaria, un asistente y cuando su iluminador comunicó por teléfono que todo estaba más o menos listo, salimos para el teatro.
Limusina negra... con una raya amarilla en el techo. El auto de alquiler habia quedado cancelado, a Dios gracias. Paramos un taxi y Charly subió adelante con una videofilmadora, grabando toda clase de charlas con peatones y automovilistas que lo reconocían. Coronel Díaz, Paraguay, Azcuénaga, y el tránsito que se atasca. Ante la espera, Charly abre la puerta del taxi, se baja, sale corriendo y entra en un negocio.
Rápido de reflejos, Chochi lo sigue, y yo me mando atrás. Entra al negocio al tiempo que Charly sale echando vapor. No es una metáfora: tenía un frasco de desodorante de ambientes, fragancia "siempre verde", y rociaba por todas partes en una variante aromática de la pintura de aerosoles que suele utilizar en esos ánimos vengativos. El taxi estaba parado en el medio de la calle, los autos tocaban bocina, y García los rociaba.
- ¡¡¡Esto es droga, señores!!! declamaba, divertido.
Bajamos por calle Corrientes y llegamos al Ópera entre chorros de desodorante de ambientes. El taxista estaba tan feliz que no nos quiso cobrar. Unas cuadras antes de arribar, García me asignó otro papel en aquella novela.
- Cuando yo diga la clave, vos te subis al ecenario: es lo único que tenes que hacer - me indicó.
Era mucho más fácil que ser manager. Charly entró inmediatamente a la sala, y cuando el personal lo vió, casi se desmaya. A nadie le pasó desapercibido su alto grado de nerviosismo y descontrol. Todos entraron en pánico: nadie sabía como terminaba esa historia.
Finalmente jugué mi papel: subí al esenario y fui como un observador designado por Charly en una reunión entre él, su banda (socia del espectáculo), gente del teatro y el abogado de García en una negociación en la que se llegó a un tipo de acuerdo. No me expliquen cuál era el problema: nadie lo sabía a ciencia cierta. Que Charly estaba enojado con Pity, era lo único real. La función de esa noche se cancelaba y pasaba para el día Lunes.
Había una clausula en el nuevo arreglo que sacó de quicio a García: "Todos los músicos deberán presentarse convenientemente descansados y en condiciones a la hora del show". No era tan grave, pero Charly lo sintió como una intromisión.
- Es ridículo: me pagan para que duerma - se quejó.
Pero para Charly, un acuerdo debe cumplirse. Esa noche, finalmente, se dignó a descansar...
Foto publicada en Rolling Stone

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