viernes, 30 de mayo de 2008

CUANDO SUPE AL DECLINAR EL DIA, por Walt Whitman.

Cuando supe al declinar el día que mi nombre había sido
aplaudido en el Capitolio, no fue feliz para mí la noche
de aquel día,
Y cuando me embriagué o cuando mis planes tuvieron éxito,
tampoco fui feliz,
Pero el día en que al alba me levanté del lecho de la salud perfecta,
renovado, cantando, aspirando el fresco aliento del otoño,
Cuando vi palidecer en el oeste a la luna llena y perderse en la luz
de la mañana,
Cuando erré solo por la playa, y desnudo me sumergí en el mar y
me reí con las aguas frescas y vi la salida del sol,
Y cuando pensé que mi querido amigo, mi amante, estaba ya en
camino, entonces fui feliz,
Entonces cada aliento fue más dulce, y durante aquel día la comida
me alimentó mejor y el día hermoso pasó bien,
Y el día siguiente llegó con la misma alegría, y con el otro al
atardecer llegó mi amigo,
Y aquella noche cuando todo estaba en silencio oí las lentas aguas
incesantes que subían por la playa,
Y el susurro de las aguas y de la arena, como si quisieran
felicitarme,
Pues aquél, a quien amo, estaba dormido a mi lado bajo la misma
manta en la noche fresca,
Bajo la quieta luna del otoño su rostro me
miraba,
Y su brazo descansaba sobre mi pecho, y aquella noche fui feliz.